BUSQUEDA CREATIVA I




"Los ganadores"

 
Carlos llega cansado del trabajo a su casa. Entra y saluda a su esposa Claudia la cual mira televisión. Están pasando un programa de preguntas y respuestas. Va a su habitación y ve, colgada encima de la cama, una lámpara de niño colgada en el medio de la habitación. Confundido, va al comedor donde estaba su esposa, la cual lo espera con una gran sonrisa. El pregunta por la lámpara, pero su esposa no le responde y lo calla con el dedo índice en la boca. Claudia le pide que cierre los ojos. Carlos se niega ya un poco enojado y le exige explicaciones, Claudia riendo, le vuelve a pedir que se tape los ojos. El acepta no muy convencido. Después de unos segundos ella le dice que los abra. En sus manos hay una prueba de embarazo, Carlos mudo de la sorpresa mira a Claudia y vuelve a mirar la prueba entre sus manos. Le pegunta “En serio?”, ella asiente sonriente. Carlos con lágrimas en los ojos corre a abrazar a Claudia. Los dos se quedan abrazados mientras en la televisión el conductor felicita fervoso al participante ganador.





 "Libranos del mal"


Afuera llovía, la tenue luz del velador iluminaba la habitación, pero Nicolás no podía sacar la vista del cuadro del sagrado corazón frente a la cama en la que su novia yace muerta, con las muñecas cortadas. Decidido se levanta y estalla el cuadro contra el suelo, a la vez que un relámpago lo ilumina todo. Nicolás rompe en llanto, abatido, afuera se escucha una sirena acercándose.


El día anterior Nicolás y Romina, su novia, caminan por el mercado de San Telmo, mirando antigüedades, paseando. En la distracción de la caminata, se topan con un pequeño puesto, alejado del resto, como si estuviera abandonado. Romina, como hipnotizada se acerca a un cuadro de la Virgen María y le comenta a Nicolás que deberían comprarlo, él no muy convencido trata de hacerle entender que no lo necesitan, porque ninguno de los dos es muy devoto a la religión. De entre percheros con mucha ropa vieja y muebles usados, una pequeña anciana se aparece frente a ellos. Romina pregunta por el cuadro, lo cual despierta una chispa en la anciana que le explica la historia del cuadro. Pasado de generación en generación, el cuadro viene manteniéndose en la familia de ella hace siglos, trayéndole buena fortuna a aquellos que se la merezcan. Nicolás no cree una sola palabra de lo que la anciana dice y la confronta sarcásticamente, Romina avergonzada de la situación no para de disculparse. Luego de un rato de insultos la anciana colérica le propone a la pareja un trato, llevarse el cuadro tres días, si su suerte cambia en esos días ella puede elegir algo preciado suyo para quedarse, de lo contrario ellos pueden hacer lo mismo con algo de su puesto. Nicolás escéptico, acepta el trato y se va a su casa con el cuadro, el cual colgó en la pared de su dormitorio. Esa misma noche, Nicolás se despierta sobresaltado por los gritos de Romina. Preocupado, intenta calmarla en vano. Romina cegada, grita y patalea, hasta que agotada cae dormida de nuevo, Nicolás la abraza y la consuela, y mira extrañado el cuadro frente a su cama, finalmente se queda dormido junto a ella. Mientras desayunan, Romina cuenta una pesadilla que tuvo la noche anterior, estaba ella en la entrada de una casa que parecía un aguantadero, era de noche y se escuchaban tambores a lo lejos, asustada avanzó hacia el interior de la casa. Como en las películas, un barril con fuego encendido dentro, teñía todo lo que en algún momento fue el comedor de un tenue naranja, en la pared sombras de gente danzando se proyectaban. Romina seguía avanzando lentamente, como hechizada hacia el lugar de donde provenían los tambores y las sombras también. Al llegar, un grupo de ancianas desnudas bailaban alrededor del fuego, a un costado, dos hombres negros tocaban mecánicamente unos tambores. Las ancianas notaron la presencia de Romina, pero siguieron cantando, salvo una de ellas que se detuvo y la señaló, Romina aterrada quiso gritar y no pudo. El fuego comenzó a cobrar más fuerza, la anciana señalando a Romina grita su nombre y ríe. En ese momento Romina le comenta a Nicolás que se despertó apretada con el encima que la abrazaba, ya de día. Nicolás le pregunta si no recuerda haber gritado anoche, lo cual Romina se niega pensativa. Sin darle mucha más importancia Nicolás su desayuno y parte al trabajo. 

En la oficina, Nicolás tose atorado, se levanta y se sirve un vaso de agua del dispenser y toma un sorbo. En el vaso Nicolás distingue unos leves hilos rojos en el agua, se toca la boza y en los dedos queda una mancha de color rojo profundo. Asustado, corre al baño. Entra y se observa la boca en el espejo, nota que una de sus encías sangra, se toca, tratando de parar el sangrado, pero nota que su diente se mueve un poco y sin quererlo termina por sacarlo. Desesperado corre fuera del baño cuando lo interrumpe un compañero, preguntándole que le pasa. Nicolás le explica y levanta su mano mostrando el diente, el cual no está en su mano si no en su boca. Su compañero le pide irónicamente que le diga donde compra las drogas que está tomando y se va volviendo a trabajar. Al llegar a su casa, Nicolás nota que todo está oscuro, salvo por la luz del velador de su pieza. Entra y ve a Romina, tapada hasta el cuello, mirando fijamente el cuadro de la virgen, el cual misteriosamente parece brillar en la oscuridad. Él le comenta lo que le paso en el trabajo, ella parece ignorarlo. Nicolás distraído se cambia el traje y se pone ropa de entrecasa y se acuesta, cuando se acerca para abrazar a Romina, siente que ella está fría, la destapa y descubre el horror. Desesperado, llama una ambulancia. De repente, Nicolás escucha tambores y las paredes comienzan a vibrar. Nicolás como de forma inconsciente, gira la cabeza hacia donde está el cuadro y mira a la virgen, que ahora sonriente y anciana, lo señala. Nicolás se queda paralizado, temblando. Afuera comienza a llover. 

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